febrero 8, 2019

Taster

Una gran nave industrial color guinda sobresale entre el camino de palmeras de la carretera Transpeninsular a la altura de Ensenada. Luego de conducir por un tramo carretero siempre es recomendable hacer una parada para descansar, ¿qué mejor que hacerlo en una de las mejores cervecerías de la península?
Al adentrarse en las paredes de este Brew Pub uno descubre que en él se respira la misma libertad que distingue a los caminos de la carretera bajacaliforniana.

Si eres un aventurero y te gusta descubrir nuevos lugares de cerveza artesanal, te invitamos a visitar el Tap Room de Arte Real®, el cual es perfecto por su variedad de cerveza, su concepto auténtico y, sobre todo, por la calidez y servicio personalizado que este lugar puede ofrecerle a tu corazón y paladar. ¡Salud!

Para esta edición de Molcajete decidimos explorar la trayectoria de uno de los personajes clave en la cerveza artesanal de la localidad. Nos referimos, claro, a José Eduardo Arce, mejor conocido como “Che Ché”, un cocinero que se ha convertido en referente de la craftbeer en Ensenada, y cuya marca Bruer representa la innovación en la cerveza artesanal.

Cannería es un spot que ha logrado integrar la cerveza con el arte, y también con sus raíces ensenadenses. El mismo nombre “Cannería” es un término 100% ensenadense, referente a las múltiples fábricas enlatadoras (“canneries”en inglés) que había en el puerto hace décadas.

Una pareja de cebada ensenadense y lúpulo norteamericano, apasionada por cocinar y compartir cerveza con sus amigos y seres queridos. Así podríamos iniciar la descripción Chikilla Craft Beer, fundada por Mayte y Alfonso Estrada, una cervecera que desborda creatividad y camaradería reflejadas en lo experimental de sus estilos, el diseño de su cocina y las etiquetas de sus cervezas.

Cualquiera que desee adentrarse de lleno en lo que es la cerveza artesanal debe visitar Cava El Laurel y dejarse llevar por un viaje de sabores añejos y nuevos.

Más que buscar la competencia nos interesa fomentar una cultura de fraternidad con las demás cerveceras locales de la ciudad, en donde cada quien pueda desarrollar y complementar sus propias ideas y propuestas.

Es claro que para cocinar cerveza como lo hace Cardera se necesita trabajo integral: cuerpo, mente y corazón son la ecuación perfecta del sabor.
Sobre un sillón de antaño con paredes de piedra iluminadas por una luz dorada, Don Julián de Gracias, alias el Chivo Gruñón, nos comparte que hacer cerveza es “el arte de darte gusto a ti mismo y aprovechar los insumos y los ingredientes. En cuestión de cerveza artesanal, ser honesto con lo que estás haciendo es lo más importantes”