Sheyla Cab
Las calles se llenan de luz✨, tonos rojos decoran cada rincón; y ni hablar del rico aroma de los buñuelos, pozole, los humeantes tamales, el pavo acompañado del delicioso jamón y que no falte el champurrado ¡Uff… Vaya que la lista es larga! Y es que hablar de estas fechas, de las fiestas decembrinas, es hablar de lindísimas tradiciones que cada familia celebra con su propio sello; mismas que desfilan por cada hogar, entre suculentos platillos y algunos postrecitos que agregan esas notas dulces a unas de las noches más planeadas del año❄.
Las expectativas son altas, y el apetito aún más ¿Apoco no esperas con ansias probar los ricos tamalitos de la abuelita? ¿o alcanzar un poco de la ensalada de bombón que prepara con tanto cariño la tía Juanita? ¿y qué tal una taza de champurrado calientito☕?
Bueno, es que siendo sinceros, estas fechas son una excelente oportunidad para degustar recetas muy típicas y compartir la mesa con los que más queremos, además de una que otra copita por ahí si el momento se presta. Y justo es eso, sobre lo que giran dos posturas muy comunes que se observan en esta temporada ¿será que estás cayendo en alguna de ellas?
Por una parte, tenemos a Patricia, que lleva todo el año queriendo mantener “una dieta” pero en el camino se le han atravesado algunos cumpleaños y eventos sociales; y justo entrando diciembre, piensa “bueno, pues pa’ qué me pongo a dieta, si ya viene navidad y año nuevo; ya mejor entrando el año”, pues tiene muy en mente que en su casa “es imposible ponerse a dieta en estas fechas, ¡ni modo que coma pura ensalada!”
Y bueno, llegando el momento de la reunión, se acerca muy entusiasmada a la mesa y echa un vistazo rápido mientras comienza a llenar su plato con lo que se topa, porque bueno “hay que aprovechar, esto no es todos los días”, además ¿cómo le va a hacer el feo a su prima Lupita que se esmeró tanto en hacer el volteado de piña? Y pasa así la noche, entre picoteos y risas; sin darse cuenta realmente de lo que estaba comiendo, terminando con una indigestión tremenda que al rato no la deja ni pararse a romper la piñata; y todavía está pensando en mandar a Jaimito, -su sobrinito-, a que heroicamente se meta a recoger un chocolate para ella, cuando alguien llegue la hora de pegarle a la piñata..
Pero, pasados los festejos, Patricia tiene un enorme arrepentimiento, nota que su ropa le queda diferente, se siente culpable pero al mismo tiempo se dice “bueno, al fin y al cabo, todos suben de peso en estas fechas”
Por otro lado, está Graciela, que está muy enfocada en volver a entrar en esos pantalones que dejaron de quedarle el año pasado; y que solo de pensar en estas fiestas, comienza a agobiarse sabiendo la cantidad de “tentaciones” que va a tener que soportar.
Así que, llegada la cena, decide quedarse aparte, para esperar a que todos terminen y poder ir a sentarse a comer lo que traía en sus “tuppers” sin que la cuestionen o la critiquen; también prefiere no compartir el brindis, porque “no debe”; y mucho menos atreverse a comer un buñuelito porque no está dispuesta a “romper la dieta” y “perder todo lo que ha avanzado”.
Tampoco se une a cantar con su familia porque se siente muy irritable, y no deja de contar las horas para irse. Pasadas las celebraciones, Graciela recuerda esos días y piensa “me hubiera gustado disfrutar más de mi familia”
¿Te identificaste con alguno de los casos?
Claro que son ejemplos donde se remarca mucho cada postura, sin embargo realmente es muy común observar este tipo de pensamientos en mayor o menor medida; esa mentalidad de TODO o NADA, lo cual indudablemente trae consecuencias, que, siendo realistas, la mayoría el tiempo son muy perjudiciales. Como lo vimos en esos ejemplos, tales posturas a veces limitan nuestra convivencia y sano desarrollo de una u otra forma; ya sea volviéndonos muy irritables ,teniendo roces con las personas o aislándonos para evitar ciertas cosas, llegando a puntos donde físicamente sentimos incomodidad o molestias; y en algunos casos, generando sentimientos de culpa y arrepentimiento.
Qué duro ¿no?
Entonces, podemos ubicar este tipo de pensamientos como dos grandes bases que, para algunas personas puede llegar a transformar estas temporadas en:
❌ Una excusa para ser indulgente y posponer el autocuidado
❌ Algo estresante por querer evitar las “tentaciones”, llegando a la rigidez.
Naturalmente, todo eso tiene un trasfondo que es necesario atender☝ y trabajar para lograr un bienestar de raíz. Por lo tanto, te invito a evaluar tu situación e identificar el nivel de estrés que pueda estar generando a tu vida, para poder buscar los mejores caminos de solución.
Recuerda que nosotros, como profesionales de la salud, estamos para orientarte.
Lo ideal sería encontrar el equilibrio, aprender a disfrutar sin agobiarse, pero al mismo tiempo tener la responsabilidad de cuidarse y tomar las mejores decisiones, así que acá te dejo unos tips, que quizá te puedan ayudar a ir trabajando en ese equilibrio.
– Elige con consciencia lo que quieres DISFRUTAR. No tienes que acabar probando cada cosita en la mesa, no tienes el compromiso de comer; observa y elige lo que más te guste, pruébalo, saboréalo.
– Recuerda que no hay prohibiciones, solo sabias decisiones. Procura que tus elecciones te hagan sentir bien, y no que te generen estrés o culpa.
– Las porciones ¡sí cuentan! Claro que entiendo que tenías mucho antojo de unos tamalitos, pero hay que tener cuidado con la indulgencia; es muy diferente que decidas comer uno, a que te sirvas cinco platos, así que…
– ¡Deja espacio para el postre! Date la oportunidad de disfrutar pues seguramente habrá varias cositas que te gustaría probar; escucha a tu cuerpo mientras comes y no olvides que luego vienen los postrecitos, es decir, pon atención a tus señales de saciedad, y…
– Tómate tu tiempo. No tienes que sentirte constantemente lleno, te queda toda la
noche para disfrutar tranquilamente.
– Muévete. Mantente activo: Baila, canta, ríe, salta.
– Cuídate, recuerda que tú eres importante; que tus objetivos y salud, son importantes.
El autocuidado es también saber decir “no, gracias” ✋
Y principalmente☝, te invito a que mantengas presente lo realmente valioso: celebrar la unión, la salud y la vida✨; agradecer por la oportunidad de compartir, recibir el cariño y disfrutar del momento y compañía de los tuyos, por eso…
¡Guarda espacio para el postre, los abrazos, los buenos deseos y todo el amor que puedas
recibir!
¡Felices fiestas, un abrazo!