Iván Gutiérrez
Paredes color crema adornadas por cuadros de diferentes conceptos y estilos nos rodean. Del techo cuelgan lámparas circulares elaboradas con trenzado de ramas, mientras sentados sobre dos mesas largas color café los comensales que hoy han escogido Hacienda Guadalupe como destino culinario aguardan la cena de 5 tiempos maridada con cervezas de Bruer y Cervecería Liebre.
Uno de los aspectos a resaltar en la cena de esta noche es precisamente que el maridaje no será (como uno podría pensar) con vino, sino con cerveza. Esta nueva forma de disfrutar los sabores cobra gran importancia dado que representa la apertura del Valle de Guadalupe a la tendencia de la cerveza artesanal, ofreciendo un producto elaborado precisamente en los campos de este destino turístico.
El primer tiempo es un picante aguachile verde con maíz peruano, acompañado por una Blonde Pale Ale hecha en colaboración por Liebre y Bruer. Elaborada por tres maltas y un lúpulo que logran concentrar sabores a pan y miel, esta bebida deja una sensación de ligero amargor y dulzor-cítrico en el paladar, siendo una combinación perfecta para balancear la acidez del aguachile.
A continuación, José Eduardo Arce (alias Cheché) nos platica un poco de su formación, compartiendo que inició desde muy joven a cocinar cerveza. Tras nueve años de experiencia ha obtenido 7 medallas en competencias nacionales e internacionales, y desde 2017 fue certificado como juez internacional cervecero.
“Como podrán darse cuenta la dinámica de esta cena es casual”, comparte José, “y consiste en disfrutar la armonía que se puede crear en el paladar, identificar qué sabores se desprenden del maridaje con cerveza y disfrutar la comida de otra manera. Un ejemplo de cómo puede aportar la cerveza es que el lúpulo y la carbonatación cortan la grasa. Conforme vayamos probando los tiempos ustedes mismos podrán ir compartiendo qué impresiones les causan las diferentes combinaciones”.
El segundo tiempo consta de una pasta con trozos de salami, tocino y crema con mejillones. Lo salado de la carne se armoniza con los fideos delgados cubiertos con hojas de cilantro, que a la vez se funden con el fuerte sabor del mejillón. Para acompañar este platillo tenemos la Bruer Pale Ale, una cerveza lupulada con tenues sabores no tan intensos. La combinación de ambos resulta curiosa, si bien un poco más de crema hubiera ayudado a que la pasta no se sintiera tan seca.
Para el tercer tiempo se sirve la primera cerveza de Liebre, una saison (estilo de la región de Bélgica) elaborada para la vendimia 2019 que integra los sabores del vino y cerveza. De notas especiadas (pimienta, canela y clavo) y reposada en astillas de roble francés impregnado de vino tempranillo 2017, de donde toma notas de chips de madera. Esta cerveza de crianza sirve para acompañar un corte de PorkBelly bañado en barbecue de papaya con puré de manzana. La textura de este manjar es suave y tierna, destacando esos destellos que oscilan entre lo salado de la carne y lo dulce del BBQ de papaya. Las notas de madera de la cerveza son de un dulzor-amargo interesante, difícil de definir; lo dulce permanece en el fondo de la garganta mientras que el amargor se asienta en la entrada del paladar.
Llega el cuarto tiempo con una cerveza Pale Ale muy aromática con fragancias a Romero, de sabor ligeramente amargo. Sus sabores recuerdan a un té que mezcla hierbas, alcohol y lúpulo. Para acompañar esta cerveza se sirve un borrego (que permaneció 4 horas en el horno) sobre una cama de puré de papa. Al primer bocado se nota el sabor seco del borrego. La porción es bastante abundante y viene cargada de sabor. En este tiempo es fácil de identificar lo comentado por Cheché al inicio, pues la cerveza limpia por completo el sabor de la grasa, permitiendo que a cada bocado vuelvas a experimentar la esencia del borrego.
Finalmente aterriza el quinto y último tiempo en la mesa, cuya cerveza es una Outmeal Stout acompañada por un churro con nieve de chocolate abuelita y espresso. A título personal, esta Stout es la cerveza más deliciosa de la noche, pues sus notas fuertes a café y su cremosidad muestran un balance excelente. Al combinar esta bebida con el postre surge un tsunami de sabor, donde la nieve armoniza con lo crujiente del churro y la cremosidad de la cerveza.
Al concluir la cena, Cheché nos comparte unas palabras: “Esperamos que siga creciendo el tema de los maridajes con cerveza, y personalmente los invito a que sigan explorando los alcances de estas combinaciones, pues existen más de 200 estilos de cerveza, ¡imagínense lo que se puede hacer!”.
Para tener más contexto de la experiencia de esta noche platicamos con Sahian Sandes, encargargado de RRPP, Marketing y eventos en Hacienda Guadalupe, quien nos comenta que esta iniciativa surgió para complementar la propuesta de Hacienda, que ya cuenta con Hotel, Vinícola y Restaurante. “Dedicidimos retomar la cerveza Liebre tras una pausa de 2 años. En enero 2020 será lanzada al público en general en enero con 5 estilos diferentes. Todas nuestras cervezas son a base de ingredientes que tenemos aquí en la propiedad, como el romero, o la Saison que tiene vino nuestro. Tenemos años haciendo cenas maridajes con vino y nuestra cocina, pero lo de la cerveza apenas está despertando, por eso quisimos aprovechar que ya teníamos práctica para hacerlo ahora con cheve”.
Al respecto, Alejandro Covarrubias, Chef ejecutivo de Hacienda Guadalupe, comparte que los platillos fueron elaborados con base a las cervezas seleccionadas, si bien algunos habían sido incluidos previamente en el menú de septiembre: “Creo que el maridaje funcionó bastante bien, en lo personal mi tiempo favorito fue el del churro. Esto del maridaje con cerveza es una oportunidad para seguir conociendo diferentes sabores y cambiar un poco el margen de siempre de hacerlo con vino”.
Con este último comentario coincide José Eduardo, quien agrega que hace meses comenzaron a elaborar diferentes estilos con miras a lanzar de nuevo la marca Libre. Tras trabajar en conjunto decidieron organizar esta cena maridaje para dar a conocer las primeras cervezas: “Creo que salió muy bien, superó la expectativa. Definitivamente es una gran área de oportunidad hacer maridajes con cerveza artesanal, porque esta bebida puede complementar lo que ya ofrece el Valle de Guadalupe como destino turístico. La gastronomía mexicana y de Ensenada es muy interesante, destaca a nivel nacional, y la cerveza también está siendo un complemento perfecto. Hay maridajes que crean una explosión de sabores increíbles”.
Excelente trabajo. Me parece genial que se logre desarrollar el talento nacional y que genere el éxito de manera internacional. Muy buen artículo. ¡Felicidades!