Sofía Grijalva
Una canción de Buena Vista Social Club vibra en la atmósfera cálida de un pequeño negocio ubicado en La Villa Mexicana. Al interior de este lugar de arquitectura colonial destacan limones, bananas y demás objetos amarillentos que acompañan el diseño sencillo de la estancia, mismo que busca enfocar toda la atención del cliente en una sola experiencia: el impacto de sabores que surgen al probar una de las deliciosas creaciones de Las Crepas.
Sobre una barra color café dos planchas circulares son la puesta en escena perfecta para la preparación de los postres que dan origen al nombre del lugar. Con cuchara plateada en mano Javi Vera, uno de los fundadores de Las Crepas, vierte la mezcla elaborada para combinar los sabores perfectos: la tortilla de harina humea, se cuece lentamente, concentrando poco a poco el sabor en su textura.
Un primer doblez y se vierte una capa de Nutella acompañada de fresa y frambuesa sobre la masa que ya se antoja exquisita; el aroma del platillo cautiva a los sentidos, y en menos de un minuto un joven curioso se adentra en este local abundante en sabores exquisitos.
Hay mucho que agradecerles a nuestros hermanos los franceses: la libertad individual, el concepto de derechos humanos, y por supuesto, la suave delicia que son las crepas.
Este camaleónico postre tiene sus inicios en la Francia medieval, en la zona de Bretaña, para ser más precisos. Comenzó como un platillo sencillo hecho por agricultores, pero el verdadero boom de las crepas como las conocemos sucedió a finales del siglo XIX, con la creación de las Crepas Suzette.
Cuenta la leyenda que en aquel entonces el príncipe de Gales viajaba con frecuencia a Montecarlo, y en una de sus visitas habituales fue sorprendido con unas crepas dulces cubiertas de una salsa de mandarina. El príncipe quedó tan fascinado que él mismo las bautizó como Crepas Suzette, en honor a la hija de uno de sus acompañantes.
Muchos años han transcurrido desde aquel suceso culinario histórico, y las crepas, como todo en la naturaleza, han evolucionado tanto en receta como en presentación y sabor. La popularidad de este platillo ha crecido exponencialmente, llevándolo a casi todos los rincones del planeta, incluyendo nuestra Cenicienta del Pacífico.
De las Crepas Suzette del príncipe galés ahora nos posicionamos en un establecimiento ensenadense con mucha influencia francesa: Las crepas.
Los fundadores de este delicioso establecimiento aprendieron el noble arte de hacer crepas hace un par de años, al trabajar en un local de corte francés. La experiencia en este lugar, así como los comentarios de satisfacción de los clientes tras probar las crepas dulces que preparaban, les indicaron que el giro perfecto para abrir su propio negocio era precisamente la elaboración de este manjar.
Fue así que nacieron Las Crepas, especializado en estos dulces manjares. Desde su reciente apertura, este pequeño y delicioso local se ha esforzado por ofrecer a la comunidad una variedad de crepas distinta a la que estamos acostumbrados, acompañándolas de un excelente servicio al cliente y un ambiente acogedor que invita a pasar el día entero devorando crepa tras crepa.
Ubicado en el centro de La Villa Mexicana, cada visita a Las Crepas representa una experiencia dulce y relajante: “Quisimos que el local fuese súper minimalista para distinguirnos por el servicio y el sabor de nuestros productos, y pues los comentarios son eso: servicio impecable y crepas deliciosas como en pocos lugares”, comenta Javi Vera, uno de los jóvenes fundadores.
La excelencia en el servicio al cliente y la sencillez del local permite que las crepas sean las verdaderas estrellas. Hechas con una masa perfeccionada por el mismo Javi, la clave de estas crepas es la textura. En palabras de Edgar, otro fundador de Las Crepas, la masa es “firme pero esponjosa”, permitiendo que compres tu rica crepa y no tengas que preocuparte de que se endurezca si llega a enfriarse.
Aunque las frutas con cremas dulces (como son la cajeta o la nutella) suelen ser las favoritas del público, Las Crepas cuenta con una variedad original y deliciosa, además de nombres divertidos en honor a las amistades de los dueños. Un buen ejemplo de ello es la crepa Hugo, bautizada en honor al hermano de su antiguo jefe y amigo francés: al ser cocinada con mantequilla y unos toques de limón, esta crepa se vuelve perfecta para los amantes de los cítricos.
Otra crepa icónica de Las Crepas es la La caída de Edgar, nombrada así en honor a los gustos del co-fundador del negocio. Esta crepa tiene todos los ingredientes favoritos del hombre que inspiró su creación: queso crema espolvoreado de nueces y cubierto de cajeta.
Dentro de los must try de Las Crepas se encuentran La Clementina, hecha con nutella, fresa y plátano; la Crepa Corazón, rellena de betún de queso crema, almendras y frutos rojos, perfecta para compartir con esa persona especial; y también la Fafi, una crepa rellena de nutella y mantequilla de maní —¡así es, los dos untables favoritos de la humanidad por fin se han unido para combatir a las fuerzas del munchies!
Si hasta el momento no te has convencido de que tienes que visitar Las Crepas, te comentamos que además de su excelente servicio, ubicación y exquisito sabor, cada comensal que visita Las Crepas tiene la oportunidad de diseñar su crepa ideal al escoger la opción Personalizada del menú, ¡Las Crepas te permite darle rienda suelta a tu creatividad y combinarla con tus antojos más profundos!
Ya sea sólo o acompañado, la próxima vez que te encuentres en la Villa Mexicana no dudes en pasar a Las Crepas a experimentar una explosión de sabores en tu paladar. Te recomendamos que visites este delicioso espacio a mitad de semana, ya que el miércoles es día de 3×2 en todas las crepas, y no, no necesitas llevar dos personas más para poder disfrutar de esta promoción, ¡puedes tener ricas crepas mañana, día y noche para ti solo! No shame.
Las palabras homófonas (que suenan igual pero se escriben diferente) suelen jugarnos malas bromas. Además de la ortografía, estas palabras tienen un significado diferente. No es lo mismo asar que azar, Asia que hacia, o coser que cocer, aunque al oído suenen igual. La tortilla de harina que humea en su artículo se cuece lentamente, ¿no? Porque si se cose lentamente, como dice el texto, tendrían que usar aguja e hilo en vez de la plancha para las crepas.
¡Gracias por la observación estimada Ismene! Haremos las correciones correspondiente para que los lectores no se confundan al momento de imaginar la preparación de Las Crepas. Saludos cordiales 🙂