Ivan Gutiérrez & Pablo Ordoñez
Detrás de la barra, un mural exhibe un escenario romántico y pasional donde el baile y la música vibran con ritmo eterno. En las paredes hay fotos de tiempos añejos, incluyendo un retrato de Cantinflas recién descubierto en las profundidades de El Riviera. La experiencia de los visitantes se antoja cómoda, pues la gente conversa con soltura en una atmósfera que a cada segundo rebota entre el pasado y el presente.
Han pasado 70 años desde su inauguración, y a pesar de haber tenido diferentes contratiempos, el Centro Cultural, Cívico y Social Riviera de Ensenada aún mantiene sus puertas abiertas, dando a sus visitantes la oportunidad de saborear y adentrarse en la historia porteña con una bebida refrescante a base de tequila, destilado de naranja, un toque de limón, sal y hielo: la Margarita.
Desde su inauguración en el año de 1930, el Riviera de Ensenada ha deslumbrado a la ciudad con su excéntrica arquitectura colonial de estilo californiano. Construido inicialmente como un casino que funcionó hasta 1938, en su momento logró atraer a numerosos norteamericanos que buscaban la fiesta ante la vigencia de la ley seca en su país. Tras ser utilizado como cuartel general durante la segunda guerra mundial, en 1948 el recinto se convirtió en un hotel, misma fecha en que la Sra. Marjorie King Plant (segunda dueña del lugar) se sentaría frente a una barra y probaría un cóctel que le daría la vuelta al mundo.
De vuelta a nuestros tiempos, bajo una luz dorada se crea una silueta de luces y sombras en el rostro moreno de Manuel A. Savedra, joven cantinero del Bar Andaluz que lleva cuatro años sirviendo Margaritas a locales y foráneos. Tras terminar de secar una copa que deja sobre la barra, Manuel voltea al pasado y revive una historia que seguramente le preguntan decenas de veces por mes: “¿Cómo nació la Margarita?”.
Si bien la invención de esta bebida se la adjudican diferentes bares, cantinas y restaurantes de Ensenada, Tijuana, Chihuahua, Puebla y hasta California, la historia que sostiene el Bar Andaluz parece tener más solidez que otras. De acuerdo a esta versión, la bebida fue inventada por el cantinero poblano David Negrete, a quien Marjorie King le había solicitado una bebida parecida a la Paloma.
«Según el escrito que dejó David, el cantinero estuvo dos meses preparando bebidas hasta que dio con la combinación perfecta de limón fresco, jarabe, tequila blanco (Orendain) y licor de naranja mezclado con hielo entero. Al servírsela a Marjorie, la prueba y asombrada comenta, “¡le diste el toque que buscaba, que tuviera Tequila pero que no fuera Tequila con soda!”, y entre broma y broma David le dice que la va a nombrar como ella, y así es como le dejó ese nombre».
Al día de hoy los cantineros del Bar Andaluz siguen utilizando la misma receta que David Negrete dejó por escrito. Otro dato que favorece a la versión de El Riviera es que este recinto es el único que, año tras año, celebra el nacimiento de la Margarita, con el 26 de agosto como natalicio de la bebida. Este año el festejo correspondió al 70 aniversario de su invención, y por 4to año consecutivo se realizó una fiesta a la que asistieron más de 500 personas. Hace dos años, durante este festejo, un nieto de Negrete confirmó que su abuelo traía la idea de crear una nueva bebida, y que fue aquí donde la vio nacer.
Sobre la barra de madera oscura quedan los rastros líquidos de una copa fría junto con un shot de tequila vacío y un limón a medio escurrir. En lo bajo, el piso de loseta circular y colores sobrios termina de tender el puente hacia otra época, creando un viaje temporal donde se mezclan el ayer y el hoy.
Con la habilidad que brinda la práctica constante el cantinero lava la licuadora para después llenarla con hielo en menos de diez segundos. Tres shots: uno de tequila, otro de limón y uno más de jarabe natural se vierten sobre la mezcla. Las anchas copas destellan sobre la barra; con notable agilidad el joven toma una de ellas y la precipita contra el escarchado de sal, para finalmente verter en ella una Margarita.
“El licor de naranja mezclado con el Tequila le quita peso y queda algo especial, no está fuerte ni está muy dulce. Es como un raspado de limón con alcohol, por lo que aunque no tomes tequila puedes disfrutar una rica Margarita.”, comenta el cantinero Manuel.
Con él coincidirán clientes frecuentes del Bar, como los jóvenes Hugo Iturbe y Marcela Campos, directores del Festival de Cine de Ensenada, para quienes esta bebida representa una experiencia rica en sabores que explotan en el paladar: “La Margarita es mi bebida predilecta, me gusta su frescura y su equilibrio, me parece que posee la preparación exacta para pasar un buen rato sin terminar borrachísimo; puedes tomarte tres o cuatro Margaritas sin problemas”.
«La gente dice, “¿Margaritas? ¡Ve al Andaluz!”», comenta Manuel mientras camina a paso veloz por los pasillos del Bar, y agrega animado, “si te das cuenta, lo único que se ha servido el día de hoy son Margaritas, aunque tenemos cervezas y otros tragos. Para Margaritas, el Bar Andaluz sigue siendo un estandarte de la bebida”.
Ya sea para beber una Margarita de tamarindo, mango, duranzo, fresa, una Cadillac o la clásica, ensenadenses y foráneos suelen optar por el Bar Andaluz para disfrutar esta bebida, pues sólo aquí han encontrado el sabor exacto: “En otros lugares la rebajan o la cargan mucho con tequila; he probado en muchos bares y no la hacen como en el Andaluz”, comenta Marcela Campos, para quien la Margarita es su bebida preferida.
Nubes tenues arropan el cielo mientras la brisa fresca de finales de verano arropa el patio del Bar Andaluz. Sobre el aire cuelgan tiras de focos dorados que hacen juego perfecto con la arquitectura del lugar. Grupos de profesionistas, parejas jóvenes y amigos degustan una velada perfecta en un ambiente donde vibran las buenas conversaciones, la música ligera y el sabor agridulce y refrescante de una bebida patrimonial; es miércoles de Margaritas, y el cuerpo lo sabe.
Si bien muchos de los consumidores del Bar Andaluz son foráneos (cada día llegan 7 camiones de 40 a 50 personas), pareciera que los nativos jóvenes de Ensenada han comenzado a tomar un aprecio cultural y patrimonial por la Margarita, incorporando esta bebida como parte de su historia, de su cultura y por ende, de su identidad. Al menos así lo piensa la joven Marcela, quien desde hace dos años visita el Andaluz varias veces por semana, degustando Margaritas con amigos o mientras trabaja: “Siempre hemos sabido de la Margarita y el Riviera, pero últimamente ha sido algo que los ensenadenses hemos abrazado, nos encanta presumirla. Somos una mezcla cultural rara de gringo y mexicano, hasta siento que nunca hemos tenido identidad propia, y lo que la margarita está empezando a generar es esa unidad, esa identidad cultural: estamos abrazando una bebida como nuestro patrimonio. Es una leyenda, y en varias partes del país seguramente también la cuentan, pero aquí lo reconocemos como auténtico. Creo que ya se le está empezando a dar su lugar a la Margarita”.
La visión de la joven coincide con la del actor Hugo Iturbe, quien sostiene que para los nativos de la ciudad “la Margarita es como un hijo. En los debates sobre otros lugares que se adjudican el nacimiento de la bebida siempre la defienden, es parte del ensenadense y su cultura. Ahorita está un auge muy fuerte de la cerveza artesanal, y la Margarita tiene competencia pero no le hace cosquillas porque tiene su propio público, se mantiene y se mantendrá por mucho tiempo, porque es algo que disfruta la gente y que embellece la ciudad”, comenta con gusto Hugo Iturbe antes de darle un sorbo a su bebida preferida.
Curiosamente existe un contraste entre las generaciones de consumidores de Margaritas, pues para aquellos nacidos en los 70´s falta mayor difusión de la bebida. Así lo piensa el médico Fernando, quien sostiene que el reto es lograr posicionar a Ensenada como “la capital de la Margarita. Creo que todas las ciudades tienen sus particularidades y Ensenada no es la excepción. Sería fabuloso que se le diera más publicidad para una bebida que nació aquí, que sea reconocida como tal”.
Ramiro Padilla, escritor ensenadense cuyo padre vivía a menos de quinientos metros del Bar Andaluz cuando el Riviera era un casino y tenía acceso a la playa, también coincide con esta visión: “No he escuchado que el Ensenadense presuma la Margarita, aunque sea una bebida de acá de Ensenada, cosa que sí ocurre con los vinos de Santo Tomas. La cultura del vino es una cultura centenaria al igual que la cultura vaquera y la cultura de la cerveza artesanal, que empieza a tomar raíz. Pero la Margarita no sé si se haya arraigado todavía. Eso sí, por historia y por hechos, todo apunta a que Ensenada es el origen de la bebida”.
En otra mesa, Fernando, médico de cinco décadas, comenta que gusta de visitar el Bar Andaluz por el ambiente y lo refrescante de la Margarita, y agrega: “A nivel nacional, Baja California es reconocida por la calidad de sus vinos, pero Ensenada debería ser reconocida como la capital de la margarita, que siga siendo tradición y meta de cualquier persona que visite la ciudad”.
En lo que llega el título oficial de “la Capital de la Margarita”, Ensenada seguirá acunando esta bebida refrescante, equilibrada y auténtica, preferida por ciudadanos que gustan de veladas agradables en un ambiente que les recuerda un fragmento de la historia que los une.
Muy buen articulo, muy recomendable! Saludos.